Del rock al jazz, del jazz al tango, y del tango al rap, cada día el sistema cultural capitalista avanza más, sobre todo en el ámbito de la música: desde Premiata Forneria Marconi hasta los raperos Pablo Hasel y Valtonyc, pasando por los asesinatos de los poetas Miguel Hernández y Lorca entre tantos otros. Por una parte están los grupos portadores de una cultura y sus productos, personas que suelen ser escindidas de los círculos de poder y comercialización. Por la otra, están quienes gozan de ciertos privilegios, que son a quienes se les permite reproducir y también beneficiarse de los productos culturales concebidos y armados por el primer grupo. Pero todo en un marco sumamente controlado ideológicamente, donde cualquiera que se atreva a pasar ciertas normas deberá sufrir el escarmiento. Surgen interrogantes varios, como quiénes tienen derecho a usar de manera legítima los productos culturales, y donde está el límite de lo que deben decir o hacer. Si la cultura tendría lugar entre p